viernes, 17 de junio de 2016

Nada

El ser humano se quiere demasiado a sí mismo.

Empiezo a encaminarme a la treintena, y estoy empezando ahora a comprender a las personas.
A la gente lo único que le importa es su culo.

Ya puedes ser lo más respetuoso con los demás en cuanto a escucharle, preguntarle sobre su vida, a admirarle por x o y, invitarles a cosas, hacerles fotos para sus cumpleaños,  que en algún momento, te darán de lado.

Sí, exactamente. De lado.

Pero será tu culpa, ya se encargarán de idearlo todo para que sea tu culpa. No importa que tú te hayas sentido ofendido por ciertas conductas, o lleve tiempo que no se sienta agusto por ciertos desprecios,  la culpa será tuya.

Tú no importas una mierda. Tú no eres nadie, estas para escuchar a los demás y entregarles tu tiempo a ellos.

Tú cometes errores, pero los pagarás. Siempre. Y el resto no se percatarán de sus propios errores, ni les importara que te hayan hecho daño.


Tú estás para servir. Nada más.

miércoles, 28 de octubre de 2015

Difícil

Quiero contarles cómo es, simplemente porque muchas veces hablar de esto no es sencillo. Todos quieren creer que el tratamiento va bien, y aunque es así, eso no me deja mucho espacio para hablar sobre las cosas que sigo sintiendo y que me siguen preocupando.

Quiero contarles cómo son esos días en los que me despierto y siento que estoy dentro de una burbuja. Cuando no puedo sentir nada, cuando siento que estoy actuando para parecer normal y cuando hasta las emociones humanas más básicas me parecen incomprensibles.

También quiero contarles que algunos días despierto y todo parece normal. Mi mente está presente, mi cuerpo se siente normal, el amor que siento por todos está más claro que nunca. En esos días albergo secretas esperanzas de no tener que seguir tomando mis medicamentos, y de simplemente poder decir ‘estoy bien’ y que sea verdad y que todos me crean.

Sin embargo, y siendo honesta, casi todos los días se parecen a la primera situación que describí y odio cada momento de ello. Odio tener que decir que estoy cansada, que necesito un minuto, que necesito estar a solas, que necesito un psicólogo, que no es tan sencillo como parece. Sin embargo, estoy sobreviviendo. Estoy viviendo con esto y no estoy dejando que me gane.

Es difícil porque no sé porque soy como soy, es difícil porque no entiendo el origen de esta enfermedad, pero vive conmigo y no quiero dejarla que me defina, no quiero dejarla que me derrote.

Quiero deciros que estoy cambiando mis palabras, que estoy cambiando la forma en la que me hablo, que estoy intentando dejar atrás mi ansiedad e incluso mis ataques de pánico, que a veces me miro en el espejo y no me reconozco. ¿Qué fue de mí? ¿Dónde quedó esta persona que solía ser? Aún no tengo respuestas, pero planeo tenerlas en el futuro próximo.

Quiero que sepáis que la depresión es diferente para cada persona y que ahora comprendo las diferencias.

Quiero deciros que todos los días intento levantarme y quererme, y darme un abrazo imaginario que me recuerde que merezco estar en este mundo. Más que todo, quiero que sepan que lo estoy intentando y que he sobrevivido y que planeo seguir haciéndolo.

viernes, 28 de agosto de 2015

No soy una persona feliz.

No soy una persona feliz.
Esto no significa que esté triste, sencillamente no vivo en una plenitud emocional que me permite ver el mundo desde un prisma de colorines mariquitillas.
Y si, soy de esas personas que parecen enfadadas porque, coño, a veces lo estoy.
El mundo, en todo su esplendor, me suele cabrear bastante.

He de decir en mi defensa, que a medida que me hago mayor, cobra fuerza mi teoría que con la edad las cosas que detestas no sé diluyen, al contrario, se concentran en una gran explosión de incomprensión, rabia y aburrimiento. 

Quizás es que no tengo las herramientas para vivir amando absolutamente todo lo que rodea.


Amo en su mayoría, lo que tengo a mi alrededor, pero existe una simpleza en la forma de pensar y de actuar que me crea un estado de incomodidad por no poder mejorar lo que tengo, no poder opinar lo malo de mi estado, y por no poder actuar tal y como soy.
Con mi mal humor, mi cinismo, mi ironía.

A veces, simplemente para no pensar en la mierda de ignorancia que me rodea,  me gusta simplemente pensar en canciones de bandas sonoras que me recuerdan a historias simpáticas. O pensar en monumentos que aún ni he pisado y que algún día pisaré.

Y así de simple, funciona mi cerebro.



miércoles, 10 de junio de 2015

Siempre



-¿Siempre estás triste?
Alguien me preguntó.

Siempre es mucho tiempo. Mucho.

No podría decirlo, pero: si la tristeza fuera un mar, me ahogaría en él.

Salada y cálida, así es la tristeza. Fría, también.
Y resulta, que yo amo el mar.

domingo, 4 de enero de 2015

Lección de vida.

Un día cualquiera, en una ciudad cualquiera, de un país cualquiera nació una niña preciosa.
Sus maravillosos ojos lo miraban todo con gran curiosidad.

Y cuando empezó a caminar por la ciudad, le dijeron que para ser guapa había que llevar vestidos bonitos y dejo de sentirse guapa si no llevaba un lindo vestido.

Le dijeron que si cambiaba el color de su piel, sería más guapa, y la enseñaron a maquillarse y dejó de sentirse guapa, si no iba maquillada.

Le dijeron que para ser guapa, tenía que ser más alta, y se puso y sufrió sus primeros tacones.
Y se sentía bajita y enana, si no llevaba tacones.

Le dijeron, que para ser guapa tenía que ser delgada, y ya nunca pudo comer lo que le gustaba sin sentirse culpable…

Y le dijeron de su pelo, y le dijeron de su cintura, y le dijeron de su pecho, hasta que aquella niña se sentía tan fea, que todos los días necesitaba hacer grandes sacrificios para sentirse un poco más guapa.

Termino por estropearse la piel, maquillándose a diario, destrozarse los pies, al llevar tacones muchas horas, desnutrirse al mantenerse muy delgada.

La habían enseñado a no quererse como era, a necesitar cientos de añadidos ortopédicos, para ser digna de los demás.

Hasta que empezó a temer, que los demás descubrieran como era ella en realidad.

Y sintiéndose fea, se enamoro de un chico que la trataba como si ella no fuera digna de él. Y a ella le pareció normal.
Y sintiéndose así, fea, sin aceptarse a sí misma, permitió que la maltratara.
No de forma física. Él la castigaba con sus silencios, rechazos, indiferencias y burlas hacia su forma de pensar y creer en la vida.


No olvides nunca que la verdadera belleza es una actitud, y que eres increíblemente preciosa cuando eres auténtica y crees en ti misma.

lunes, 22 de diciembre de 2014

Reparando piezas

Pensaba en él a todas horas.
Creía conocerle, conocer su corazón y que no hacia nada para lastimarme.

Todo me lo imaginaba yo, y era la paranoica.

Pero no me di cuenta que ese sentimiento de confianza y seguridad en mi misma sería destruido por una serie de estupideces de manera tan rápida.

Para después hacerme sentir como una loca y hacerme creer que era mi culpa.

Estaba dolida.

sábado, 15 de noviembre de 2014

Estoy enfadada.

Enfadada de no tenerte,

Enfadada de no poder besarte,

Enfadada de no poder hablar contigo,


de no haberte conocido aún.


Ojalá poder abrazarte al fin, tocarte, olerte, y quererte.

Ya te echo de menos.

Pero odio echar algo de menos que aún no he conocido.